El corazón de los baenenses vibra con el sonido de sus tambores
Los sentimientos religiosos más profundos se exteriorizan cada año en la Semana Santa.
El sentir de un pueblo se manifiesta a través de sus tradiciones populares y las que conmemoran en Baena la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo son la esencia misma de su identidad más genuina.
Existen múltiples formas de percibir la Semana Santa de Baena y de experimentar sus más variadas sensaciones. La Pasión, la Fe y la Emoción de sus gentes se unen durante unos días en los que todo es distinto. En los días grandes de esta celebración las calles de la ciudad se inundan de color en una simbiosis perfecta entre los vistosos uniformes de las hermandades y la más sublime eclosión de la naturaleza al llegar la primavera.
Vivir la Pasión en Baena es también sentirla, dejarse arrastrar por el sonido de sus tambores que parecen emular el latido del corazón cofrade. Sentir, siempre sentir, perderse por las callejas de la ciudad histórica siguiendo el caminar de Vía Crucis silenciosos, de oración contenida en la visita a los Sagrarios y de procesiones que en el regreso a sus templos dejarán como estela omnipresente el sonido de las turbas de judíos que lo inundará todo. Así llegará el Viernes Santo, donde el transcurrir de sus cofradías irá despacio, lento… como si el propio día se meciera entre las bambalinas del tiempo.
El sonido del tambor, con sus múltiples ritmos, será el constante acompañamiento de una celebración en la que el visitante experimentará algo tan especial y único que le llevará a conocer la Fe, la Emoción, la Pasión según Baena.
- Siente la Pasión con la que se vive la presencia de las imágenes sagradas en las calles. Es una muestra del culmen que alcanza el fervor de los baenenses al llegar la Semana Santa.
- Siente la Fe profunda de los penitentes que cargan con sus cruces y arrastran cadenas engrilletadas a pies descalzos. Cumplen las promesas que albergan siempre una esperanza.
- Siente la Emoción de la multitud congregada en la salida de los templos. En el umbral se recortarán siluetas de sollozantes Dolorosas y Cristos macilentos que descansarán su camino ante una reja. Allí se acallará el tambor y se escuchará una saeta. Será el sentir del baenense, una mezcla profunda entre oración y queja. Será la misma protesta, que año tras año se elevará de la tierra.